PRINCIPIOS e FINS

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" ESTO ES ESPAÑA "

dijo Colón, al tiempo de pisar la arena y proceder al enclavado, junto con la Cruz, del Pendón de Castilla en una playa caribeña, sin preocuparse de estar vulnerando la Ley de Costas, y añadió, en voz alta, asegurandose de ser oído por los indígenas que, en taparrabos, asistían curiosos al evento, aunque nada entendían de lo que allí hacían o decían los extraños visitantes, ni encontraban explicación racional alguna a las ceremonias que estaban presenciando,

" Y AL QUE NO LE GUSTE QUE SE VAYA ".

Este pronunciamiento, es lo que dió trascendencia legal a un hecho que, de no mediar tal frase, no pasaría de ser una varada en la playa, como las que hoy repiten por millones patrones de yate, mejor documentados que Colón, por todo el mundo, y sin que nadie hable de ello.

O podía ser también, el recuerdo de un banquete que, allí mismo, les fué amistosamente ofrecido por los naturales de la isla, compuesto por: ensalada tropical en cama de piña cayena lisa; langosta en aguacate y salsa rosa; cherna braseada al jugo de chirimoya caramelizado; y de postre: crema de mango en banana split, y cascos de guayaba con queso ácido de armadillo. Bebidas: jugo en punto rosa de papaia, mojitos, daiquirís, piña colada, e ron reserva "1492 anos" etiqueta descubrimento.

Fué tal la abundancia de comida, que algunos acabaron necesitando tomar un preparado del chamán taíno, extraordinariamente eficaz, elaborado con leche de coco al limón verde y alguna hierba exótica, como protector estomacal ( nuestro actual 'Omeprazol' de todos los males, ya había sido descatalogado en la isla ).

A la conclusión del ágape, muy probablemente, ocurrió lo que a todos nos resulta fácil imaginar o, por decirlo de otro modo, y como acuñó alguien por aquí, 'alí pasóu o que pasóu'. Es decir, de todo.

Un banquete pues, singularmente inolvidable si recordamos que aquéllos hombres se habían estado alimentando, los últimos ocho días anteriores al desembarco, de los pocos piojos que quedaban a bordo, ya que muchos de éstos, al apercibirse de la cacería iniciada contra ellos en las carabelas, prefirieron lanzarse por la borda. Es fácil entender que un animalito, nacido para morder, prefiera ahogarse -desconoce en qué consiste- que ser mordido.

Así fue como comenzaba una hermosa historia, mediante repetición de este sencillo y emotivo ritual, que haría de Castilla un Imperio 'en el que no se ponía el sol', y convirtiendo a sus súbditos en los seres humanos más ricos y felices de la Tierra, como todos conocemos.

En definitiva, una fabulosa historia de GLORIA.
Y cementerios, añadirán, seguramente algunos, que malas lenguas nunca faltan.

Los Tainos, pese a no ser conscientes todavía de que vivían en la Perla de las Antillas, no se sintieron motivados por la amable invitación que, desde ignoto y lejano lugar, y en nombre de importante y regia Señora, se les hacía para abandonar aquellos lugares y dejar el sitio a tan cultos y elegantes recién llegados.

Por tal motivo, la expedición marítima a las Indias orientales de Isabel I, para poder conciliar el mandato real de requerimiento de solares mediante desalojo de sus ocupantes, desde ya, ilegales, con vistas al futuro expléndido del turismo en aquellas latitudes (y longitudes), y el deseo de los hospitalarios aborígenes de permanecer formando parte del paisaje tropical, decidieron consentir la continuidad de los mismos, en los que ya eran nuevos dominios de Isabel I, pero ocultos con seis palmos de fértil tierra por encima y sin respiraderos. Y así se hizo.

Se dijo, se sigue y seguirá diciendo, también, y con razón seguramente, que poco se perdió con su eliminación, puesto que era una raza de gentes poco trabajadoras y holgazana. Esto lo explicaba muy bien Aznar, refiriéndose a los tiempos actuales, cuando, hablando de la mayor parte de paises, exceptuando la élite mundial en la que él había introducido a España, afirmó: " éstos son paises que no cuentan: que no valen ".

Este ritual al que nos venimos refiriendo, copiado antes de otros, y por otros también después, pervive entre nosotros, en suelo ibérico.

Tuve ocasión de comprobarlo, anteayer domingo, en la Praza da Quintana de Santiago de Compostela, al pié de la Catedral, con Santa Clara y el Apóstol Santiago, en representación del Cielo, por testigos, donde unas gentiles damas realizaban ese auto sacramental, que ya Colón no puede asumir.

Pocos cambios se observan en el rito, respecto a la estampa que todos conocemos desde nuestra primera escuela, todos consecuencia del 'aggiornamento', pero conservando lo esencial, que es el pronunciamiento claro de su finalidad, lo que le otorga universal eficacia legal a la fórmula empleada.

Así, por ejemplo, se reemplaza el oficiante, ahora una mujer, pero manteniendo su indumentaria, aunque el abrigo del Gran Almirante está ahora cosido en alta peletería. En algo habría de notarse que se representa a la 8ª economía del mundo, en palabras de Zapatero.

El sello más explícito de modernidad de la actual ceremonia, es la sustitución de pendón, enseña, estandarte, gallardete o banderolas, por una utilitaria bufanda, de gran predicamento entre la juventud deportista, como se comprueba por todos los estadios durante las competiciones deportivas. Sabemos muy bien que hoy en día son ellos quienes marcan la pauta en cuando a símbolos, también los de identidad. Recientemente eran los futbolistas quienes se ocupaban de buscar letra para el Himno de España, tarea que se había probado irrealizable hasta ese momento.

Y finalmente, también se cambia la arena de la playa por una tierra sepulcral, sagrada como pocas, con el revestimiento noble de un granito milenario.

Inmediatamente fuí consciente de estar asistiendo a un acontecimiento histórico, y agradecí a la vida tal privilegio. Ansioso por inmortalizarlo me dirijí a tan distinguidas y gentiles damas, rogándoles que posaran discretamente para registrar digitalmente tan emotivo momento, a lo que con esquisita amabilidad accedieron, y yo agradecí, sorprendido, con una sonrisa.

Ya no será necesario que vengan pintores a reinventar a su capricho la escena.

Y la misma taumatúrgica y gloriosa proclama:

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" ESTO ES ESPAÑA Y AL QUE NO LE GUSTE QUE SE VAYA "

Por un momento pensé que se podría haber enlucido aún más la ceremonia con la entonación coral de la, mundialmente conocida, patriótica canción española y virtual talismán, que dice: ¡ A POR ELLOS OÉ, A POR ELLOS OÉ !, etc. etc. con las variaciones tonales pautadas.

Debió considerarse innecesario, después de que una minoría de nativos resistentes acababa de ser aplastada y puesta fuera de combate, minutos antes.

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(Este domingo cogí una fiebre maligna de 'bilingüismo' que ya veremos si doy superado o va a más.)

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