Si en Portugal quieren saber cuál sería su suerte en esa hipotética integración peninsular lo tienen fácil. Basta con que se acerquen a verificar lo que ocurre en el tubo de ensayo, donde ya está experimentado, llamado Galicia.
Si es cierto que los portugueses ya desean ahora que el castellano sea escolarmente obligatorio para ellos, tendrán mucho avanzado para, llegado el momento, adaptarse sin traumas al ”Bilingüismo” gubernativamente imperante (por compromisos ineludibles de programa electoral naturalmente), que consiste en que, quienes hablan gallego de modo natural, estén obligados a estudiar y saber hablar en castellano; y quienes en su circunstancia vital sólo hablen castellano, no vean impuesta la obligación de hacerlo en gallego.
El bilingüismo de estos últimos, que son quienes lo exigen, consistirá en hablar castellano con marcado acento gallego, y hablar castellano con un acento guay.
El problema es de la misma naturaleza que el que ha impedido a David Beckam, tras tres años en Madrid, aprender únicamente a decir en castellano: ”Hola, Hala Madrid, y buenos días”. O a J.A. Camacho, tres años entrenador del Bemfica, sólo ser capaz de decir en portugués ¿?: ”el llogo debimos ganarlo”. O a los locutores de radio y televisión leer Coelo, donde dice coello, mientras son capaces de pronunciar complicadísimos apellidos en inglés o alemán. Etc.
De este otro lado peninsular, encontrarán desde la satisfacción de gentes como Carlos Mendo, que todavía dolorido e irritado, manifestaba no hace mucho en "H 25 - SER", no aceptar "la única pérdida del territorio nacional que representó la independencia de Portugal", hasta el menosprecio bastante generalizado, incluso en condición de turistas. Una amiga portuguesa me contaba que en sus viajes a Madrid recurría al inglés para no ser tratada despectivamente.
Deberán asimismo alterar sus esquemas mentales asociados al concepto de nación y nacional, nunca más referidos a Portugal, que pasará a ser la XVIII Comunidad Autónoma parte de la Nación Española.
Su himno nacional sera la Marcha Real o Marcha de Granaderos, desde el 10 de octubre de 1997 propiedad Pública. Podrán, si lo desean y aciertan, sin carácter oficial, tratar de adaptar a su música la letra de su actual himno nacional, mientras éste carezca de ella.
Podrán ”deitar ao lixo” su actual pasaporte, sustituido por un flamante pasaporte español. Don José de Saramago ya lo hizo.
Puede que todo ello contribuya a resolver la ”crisis de identidad” que vive Portugal que menciona Carlos Taibo en este artículo, excelente como todo lo que tengo ocasión de leerle.
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( N.B.- 12.ago.2009 - 19:00 h - Compruebo en la web de Público que el comentario anterior publicado a 16:40 h, ha sido suprimido por la Censura de ese Diario.)
Dejé para el final, y acabé omitiéndolo por olvido en mi comentario, dos 'detallitos' más, referidos a los símbolos y forma de Gobierno.
Los portugueses deberán olvidarse de su República, habrá quienes, más que probablemente, se alegren con tal medida, de algunos de cuyos Presidentes mejor no acordarse para otros muchos más portugueses seguro, y pasarán a acogerse al glorioso Reino de España bajo la Monarquía Borbónica.
Se reconocerán los ducados ya existentes de Aveiro, Barcelos, Beja, Coimbra, Palmela y Viseu. A todos ellos se le concederá el Título de Grandes de España, y Amigos de la Corona.
Y tendrán consideración especial sus Duques de Bragança, después de que diluciden entre ellos sus disputas legitimistas. No tienen, en este caso, la ventaja de contar con 'un Franco' que la resolvió de un plumazo.
La familia Real Española, aportará vástagos suficientes para cubrir, paulatinamente, los ducados de todas las restantes ciudades portuguesas hasta ahora republicanamente privadas de ello. Son los casos de Braga, Viana, Porto, Vila do Conde que pasará a Vila do Conde-Duque, Povoa de Varzim, Leiría, Setubal, Castelo Branco, Elvas, Portalegre y Evora.
Y serán otorgados a Portugal dos Principados de nueva creación, conforme a Ley de Paridad:
Princesa de Lisboa, y Principe del Algarve e Islas Atlánticas. Este último podrá subdividirse en tres, si las condiciones políticas lo aconsejan, nombrando una Princesa de Madeira y un Príncipe de las Azores.
En cuanto a la bandera, será de presencia obligatoria en todas las instituciones la bandera española.
Se regulará por Ley del Parlamento autonómico portugués, el uso de la actual bandera de Portugal u otra que elijan, que podrá ondear siempre conjuntamente con la Enseña Nacional Española.
Con estas últimas medidas se podrá dar por curada definitivamente la crisis de identidad de los portugueses.
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Comentario por bemsalgado
12/08/2009 @ 16:40
http://blogs.publico.es/delconsejoeditorial/277/uniones-ibericas/#comment-2822
Otros Comentarios publicados, y el Texto Íntegro del artículo de CARLOS TAIBO.
Comentario por Darius
12/08/2009 @ 14:25
Sinceramente, lo que una japonesa piense del estatut, lo que una portuguesa piense de una posible unión de su país con España, lo piense un alemán de la política lingüística en Catalunya, o lo que piense un suizo sobre UPD no significan nada más que un conjunto de opiniones, discutibles o no, que no representan más que puntos de vista indivuduales de los no que no sabemos cual es su nivel de conocimiento de la realidad española (o del estado español si se prefiere).
Personalmente, la opinión más respetable y aleccionadora es la de quien fué primer ministro de Rusia, Evgeni Primakov, hombre que tuvo que lidiar con conflictos verdaderamente chungos como fueron los de Chechenia o de Nagorno-Karabaj: ”Si tenemos en cuenta que en 150 estados viven dos mil diferentes naciones y étnias, podemos llegar a la conclusión universal de que la vía maestra es la de garantizar el derecho de las minorias nacionales dentro de los estados multinacionales”. Y desde este punto de vista, el nacionalismo español no es precisamente una garantía para el derecho de las minorias: lo único que ha cambiado ha sido pasar de ”Una, Grande y Libre” a ”Unidad, Progreso y Democracia” (eso si de tres en tres como la Santísima Trinidad, que para algo España ha sido martillo de herejes).
Comentario por jfc
12/08/2009 @ 13:14
Interesante artículo, como todos los de Carlos Taibo. Yo creo en una confederación de pueblos Ibéricos, pero me temo que algunos nacionalistas lo verían como un ataque feroz ( y a lo mejor no hay que buscar a esos nacionalistas por las esquinas).
Me pregunto por qué los medios de comunicación no prestan atención a Portugal, por qué no hay corresponsales, por qué no se cubren los comicios electorales. Apuesto a que ni un solo periodista de Madrid es capaz de darme el nombre del líder de la oposición en Portugal.
Comentario por Xosé Luis Franco Grande
12/08/2009 @ 11:37
El problema es siempre el mismo: el nacionalismo español, que no sabe ser sino excluyente. Tan excluyente que mata, que aniquila al otro y que, para colmo, se siente en su elemento llevando, o trayendo, bajo palio al nacionalista exluyente que mata en nombre de la patria y de Dios. Si los portugueses nos conociesen-cosa que dudo- ni por asomo mencionarían semejante unión. Siguen siendo exactos los terribles versos de Cernuda: ”Así como en la roca nunca vemos/la clara flor abrirse/ entre un país hosco y duro/ no brilla hermosamente/ el fresco y alto hornato de la vida”. Un país ”hosco y duro” ¡Espantoso país!
Comentario por Vale.
13/08/2009 @ 00:56
Si ni siquiera somos capaces(la mayoría) de aprender catalán, euskera, etc… despues de treinta años de co-oficialidad, ni de dejar de verlos como algo ajeno e ilegítimo(viendo algunos comentarios siento vergüenza ajena), ¿como esperan que aprendan el portugués(que no es gallego)?. Gran parte de los españoles ni siquiera se toma la molestia de conocer el resto del país(ya no hablemos de Portugal), así no tienen la desagradable sensación de ser un anacronísmo de épocas pretéritas, en la que no existían diferencias culturales y todos los españoles eran iguales, al menos en el NO-DO.
Comentario por Acer Screen
13/08/2009 @ 01:37
Comentaba el asunto hace poco en Portugal con una joven portuguesa (y portuguesista). Ella reconocía que Portugal tenía varios problemas (ultraperiferismo con respecto a Europa, complejo de inferioridad) que podrían mejorar con su unión a España. Pero efectivamente temía al dichoso nacionalismo español, que allí temen como al demonio, por lo visto -quizá incluso de forma exagerada. Yo propuse que una República Federal ibérica podría ser una solución a sus problemas y a los nuestros, ya que reforzaría de una vez por todas el carácter plurinacional del Estado -que de camino dejaría de llamarse España, nombre que levanta ampollas- y nos ayudaría a superar esta secular crisis de identidad en la que vivimos.
En cualquier caso, espero profundizar más en este tema el año próximo, en el que estaré de Erasmus en Lisboa. Estudio Ciencias Políticas. Profesor Taibo, ¿conoce la Universidade Nova de Lisboa? ¿me recomendaría algún profesor en particular? Le estaría muy agradecido por su respuesta.
Comentario por Pedro Picapiedra
13/08/2009 @ 03:42
No es posible una unión entre dos pueblos como el español y el portugues. He visto infinidad de encuentros entre españoles y portugueses y siempre es el portugues, el que para hacer más fácil la comunicación, intenta hablar español. El español jamas se ”rebaja” a hablar en portugues. A veces siento asco de vivir en un pais con gente, que mayoritariamente, se comporta de esa manera. Como muestra de lo que digo, decir que Camacho cuando era entrenador del Benfica, dos años después de empezar a entrenar allí, daba las ruedas de prensa en el mismo castellano que lo hace aquí. Eso si, Camacho es de los que recrimina a los jugadores extranjeros en España por no aprender rápido el español.
>> ARTICULO DE CARLOS TAIBO <<
Uniones ibéricas
12 Ago 2009
Carlos Taibo
De vez en cuando renace una discusión, sugerente por muchos conceptos, relativa a la eventual conveniencia de procurar una unión entre Portugal y España. No es el propósito de estas líneas sopesar qué es lo que tal horizonte supondría. A título provisional tiene suficiente interés –parece– el examen de algunas de las opiniones que al respecto se han vertido.
Dejemos constancia, antes que nada, de algo importante: cuando en Portugal se ha planteado, en diferentes encuestas, la perspectiva que hoy nos atrae, siempre se ha hablado de una unión, presuntamente de carácter federal, y no de una absorción por España. Compréndase que se trata, claro, de horizontes muy distintos. Los niveles de apoyo relativamente altos que la primera posibilidad, la de la unión, ha recabado bien pueden explicarse en Portugal de dos maneras. Si la primera recuerda que, en virtud de la bonhomía que las gentes suelen mostrar a la hora de responder encuestas, las uniones disfrutan de buena prensa, la segunda subraya que Portugal se halla inmerso desde hace un decenio en una crisis económica, y en su caso de identidad, realmente grave.
Es verdad, sin embargo, que en los dos últimos años los ciudadanos portugueses bien pueden consolarse en la certificación de que lo que les ocurría a ellos desde tiempo atrás ha empezado a sucederle también a sus vecinos. Demos fe, en segundo lugar, de una conducta común en el magma del nacionalismo lingüístico español: la que, tras celebrar con alborozo que muchos portugueses deseen que el castellano sea obligatorio en el sistema educativo de su país, no propone, en cambio, ninguna reciprocidad. ¿Cuántos de nuestros conciudadanos que tienen el español como lengua materna han realizado el esfuerzo de aprender catalán, euskera o gallego? En el caso de una imaginable unión, ¿cuántos, y vayamos a lo que hoy nos interesa, asumirían de buen grado la tarea de aprender portugués, la lengua que habla hoy el 20% de los habitantes –acaso más, si sumamos, y debemos hacerlo, a los gallegos– de la Península Ibérica? Demos rienda suelta a la imaginación y supongamos, en otro terreno, qué acarrearía un Estado federal ibérico. En una primera lectura sería, paradójicamente, algo difícil de aceptar para el nacionalismo español. Aunque sobre el papel otorgaría a este una posición prominente en la nueva instancia, al cabo emergería una unión en la que uno de sus integrantes, Portugal, con diez millones de habitantes, por lógica preservaría para sí capacidades autónomas que a buen seguro darían alas a las demandas de otros. Claro que no es de desdeñar que en Lisboa acabasen por comprobar cómo se las gastan –en materia lingüística, por ejemplo– esos nacionalistas españoles de los que ya hemos hablado.
Ni siquiera tenemos garantías, en un orden de cosas diferente, de que, de resultas de una eventual unión, se desvaneciese la triste realidad de un país, España, siempre de espaldas –minorías aparte– a su vecino occidental. Aunque la figura de José Saramago permite preservar al respecto un ápice de dignidad, el hecho de que Cristiano Ronaldo y Luis Figo sean los portugueses más conocidos entre nosotros lo dice casi todo.
Profesor de Ciencias Políticas
http://blogs.publico.es/trama-mediatica/2009/08/15/la-vieja-guerra-de-la-tele/
ResponderEliminarComentario por bemsalgado
15/08/2009 @ 16:13
O sease, que lo de la libertad de expresión, como reconocen los propios medios que dicen representarla en España, no es más que un arma, política, más para lanzar, cuando se cree conveniente, contra un enemigo convenido. Por ejemplo, últimamente, Hugo Chavez. Y cuando chocan entre sí por intereses económicos exclusivamente, nunca por discrepancias ideológicas, que son prácticamente inexistentes.
¿Y como entienden la libertad de expresión interna de cada uno de los medios de prensa, radio o TV?
De eso podrían, deberían, hablar los profesionales de la comunicación asalariados de los mismos medios. Por mi parte sólo puedo intuir, suponer o deducir, por tanto nada digo.
Pero sí puedo hablar de mi experiencia como lector opinante, cuando ello se permite y en los escasos espacios que se permite, este diario por ejemplo, utiliza sistemáticamente la censura y ELIMINA, sin explicación alguna, opiniones que disgusten al pensamiento dominante, particularmente en algunas areas, pese a estar destinadas, en muchos casos, a un entierro anónimo ahogadas en un mar de letras y palabras. Y disparates también, que sí son más tolerados.
La última vez, que no la primera, hace sólo dos días, en que una opinión sobre un articulo de ese mismo carácter, refugiado ya en mi blog, libre de momento.
Por si no suprimen este comentario: GRACIAS.
http://blogs.publico.es/trama-mediatica/2009/08/15/la-vieja-guerra-de-la-tele/#comment-1155
ResponderEliminarComentario por bemsalgado15/08/2009 @ 16:32
El último párrafo resultó trastrabillado por las prisas, convertido en galimatías.
Quería decir:
”La última vez, que no la primera, hace sólo dos días, en que una opinión mía sobre un articulo de ese mismo carácter, fué hecha desaparecer rápidamente, acabando, ya como refugiada, en mi blog, libre de momento.”
Vostede toca,don Bem, un punto filipino. A festas do verán non me deixan pensar se lle son de Coimbra.
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